"Y pues V.M. escribe se le escriba y relate el caso por muy extenso, parescióme no tomalle por el medio, sino por el principio, porque se tenga entera noticia de mi persona; y también porque consideren los que heredaron nobles estados cuán poco se les debe, pues Fortuna fue con ellos parcial, y cuánto más hicieron los que siéndoles contraria, con fuerza y maña remando, salieron a buen puerto."

El Lazarillo de Tormes

domingo, 17 de mayo de 2015

La Filosofía como las palmeras


Ayer por la tarde estaba trabajando cuando de repente reparé en una palmera. Al concentrarme en la visión de la palmera me di cuenta de que es una planta maravillosa. Normalmente en España aparece sola y no suele aglomerarse en grandes grupos (salvo en los palmerales de Elche y en los cultivos de Canarias) y para mí es un ejemplo de belleza, esperanza, fortaleza y vida. Las palmeras, además, simbolizan fecundidad, victoria, exuberancia..., el paraíso... Nunca antes había reparado en ellas, pero ayer me di cuenta de que me gustan mucho las palmeras. Si alguna vez tengo una casa con jardín, en él habrá al menos una palmera. Una palmera como vigía y centinela, como “voz que clama en el desierto”. Es precisamente así como yo veo la Filosofía. Y, en cierta medida, también a los filósofos: siempre solos, a fuerza de recorrer el camino que los lleva hacia sí mismos, pero fecundos y dando consistencia a la realidad, y esperanza a la humanidad.
Hoy me gustaría recomendar un pequeño libro que creo que puede venir a colación de la soledad de los filósofos. El libro en cuestión es La consolación de la Filosofía de Boecio. Boecio fue un filósofo que, acusado injustamente de traición, murió ejecutado en el año 525 d.C. Sin duda, fue el hombre más culto de su época, y tras su muerte y el cierre de la Academia de Platón en el año 529, vinieron unos siglos en los que la Filosofía guardó silencio. Comienza, así, la Edad Media que, por supuesto, también dará sus frutos, filosóficamente hablando. Boecio escribió La consolación de la filosofía mientras estuvo en prisión esperando su muerte. Solo. O bueno: con la Filosofía como única compañera.
Como anticipo del libro que recomiendo os dejo un texto que aparece en él:


"Quien con ánimo sereno
sabe poner el destino implacable bajo sus pies
y mira impasible la mudable fortuna
permanecerá inmóvil ante la furia amenazadora del Océano
que hace surgir desde su más profundo abismo
sus agitadas olas.
Ni el bramar del Vesubio caprichoso cambiará su ánimo,
cuando rotos sus hornos encendidos,
lanza las llamas envueltas en humo.
Inmutable, sigue ante el estruendo del rayo ardiente
que hiere las torres.
¿Por qué los pobres miran impotentes y con rabia a los tiranos crueles?
Nada esperes, nada temas,
y dejarás desarmado e impotente a tu enemigo.
Pero quien tiembla o vacila, porque no está seguro
ni es dueño de sí mismo, ha arrojado el escudo,
ha perdido su trinchera y ha atado a su cuello
una cadena que siempre arrastrará.

No hay comentarios:

Publicar un comentario