A ti, rígida y vieja
que aguantas el vaivén de los vientos,
que impertérrita desafías al huracán;
cuánto daría por parecerme a ti,
por ser enhiesto y firme como tú.
Cómo quisiera, a través de los siglos,
a través de mil eras, enfrentarme a ella,
sin caer de rodillas suplicante,
sin desear más un beso de su boca.
Cuánto gustara yo de ser como tú, montaña,
que no conoces,
que no sientes dolor,
que eres muda, inerte, fría... y eterna.
que aguantas el vaivén de los vientos,
que impertérrita desafías al huracán;
cuánto daría por parecerme a ti,
por ser enhiesto y firme como tú.
Cómo quisiera, a través de los siglos,
a través de mil eras, enfrentarme a ella,
sin caer de rodillas suplicante,
sin desear más un beso de su boca.
Cuánto gustara yo de ser como tú, montaña,
que no conoces,
que no sientes dolor,
que eres muda, inerte, fría... y eterna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario