Dos luceros me miran con tus ojos,
el mundo se me hace luz en ellos.
Me conozco a través de tu mirada,
y me desvelo, y tiemblo…
Si de tus labios un suspiro escapa,
y de tu sonrisa yo soy el motivo,
¿cómo pudiera mi corazón no amarte,
mi ser entero no inflamarse como llama?
Soy en tu cuerpo deseo y alegría,
de tu regazo amor y fuego dentro.
Soy en tu cuerpo, mi amor...
sólo en tu cuerpo.
Juan José Gómez Tornero
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